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Breve historia del "Establecimiento La Salada".

Por “La Salada” pasaron muchas historias de viajeros ingleses, comerciantes y buscadores de esperanza y nuevas tierras.


Su nombre proviene de una pequeña laguna lindante al campo que llamaban “La Salada”.


Hasta 1804 La Salada formaba parte de un campo que se denominaba “Campos de Segismundo o Estancia de los Portugueses”.


En 1825 son los hermanos Gibson, pertenecientes a la firma Gibson and Sons, de Inglaterra, quienes toman posesión de una circunscripción mayor que contenía a “La Salada”, denominándose: “Campo del Inglés” y subdividen la estancia en tres fracciones. Una parte la compra Francisco Piñeyro, la segunda, hacia el sur, Alejo Llanos y la parte sobre el río le es vendida a Ricardo B.Newton, es importante destacar que Newton fue quién introdujo el alambrado en la Argentina.

En 1834 Ambrosio Cramer mensura la segunda parte en dos parcelas, una adquirida por Mariano Álvarez, quien la fracciona en varias y una de ellas se transforma en “La Salada”.

El antiquísimo casco está rodeado por añosos plátanos y muy viejas higueras, quizá de origen europeo.

Es interesante comentar que las puertas que dan al exterior del casco se han construido originalmente con dinteles que poseen una altura menor que los de las puertas del interior, situación que impedía que durante el asedio de los malones los indios ingresarán atacando montados, además las ventanas poseen rejas de hierro que por su tipo denotan gran antigüedad, dado que en esa época no era común la ejecución de rejas metálicas.

Las gruesas paredes que dan al exterior en los vanos de las puertas y de las ventanas se han construido con un rebaje que permitía a los moradores de la casa apostarse con las armas a modo de poder disparar con una posición de cobertura para defenderse. Dadas estas características es muy probable que el casco de La Salada en sus orígenes haya funcionado como un PUESTO DE AVANZADA.


Es de sumo interés que esta construcción conserve aún el piso original de madera, dada su antigüedad, siendo uno de los pocos casos en que se puede ver este tipo de piso con tablas anchas.

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Una anécdota cuenta que en algún lugar del interior existiría el acceso a un un túnel que en caso de riesgo de vida permitía el escape hacia el exterior, sin ser visto por los indios o los forajidos, poniendo de esta manera a salvo en principio a las mujeres y niños.


Por último en el señorial acceso del frente hacia la entrada principal a través de los plátanos puede verse la muy conocida y antigua inscripción L A S A L A D A .